Risco nº 4
7.800€
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2020, Pieza única
Técnica mixta sobre tela, 195x146cm
Obra montada sobre bastidor
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Descripción
Este cuadro de arte contemporáneo se presenta como una exploración profunda del color y la textura, evocando sensaciones de movimiento y transformación en un espacio que parece desafiar la estabilidad y el orden. Sienra emplea una técnica de capas múltiples y pinceladas libres que resulta en una obra cargada de dinamismo y complejidad.
La textura en esta obra es un elemento crucial que define su carácter visual. A primera vista, la superficie del cuadro parece erosionada, como si hubiera sido sometida a las inclemencias del tiempo o a un proceso de desgaste deliberado. Esta técnica crea una sensación de antigüedad, como si estuviéramos observando un fragmento de una pared o de una superficie rocosa que ha acumulado las marcas del paso del tiempo.
El uso de pinceladas cargadas y raspaduras sobre la superficie pintada sugiere un proceso artístico intuitivo y físico. Las líneas negras y las áreas de color densamente aplicadas parecen trazos de un esfuerzo energético, aportando una calidad visceral y táctil a la obra. Este enfoque permite al espectador sentir la intensidad del proceso creativo y la materialidad de la pintura, conectando de manera más íntima con la obra.
En este cuadro de arte contemporáneo Sienra ha creado una obra que invita a la contemplación prolongada y a la reflexión personal. Cada mirada a la pintura ofrece una nueva perspectiva, un nuevo detalle o una nueva interpretación, haciendo de esta pieza un testimonio vibrante y cambiante de la experiencia humana.
Gama cromática
La paleta de colores de este cuadro de arte contemporáneo es rica y variada, abarcando desde tonos cálidos como ocres y marrones hasta colores más fríos como verdes profundos y púrpuras. Esta combinación de colores crea un contraste dinámico que sugiere tanto la armonía como el conflicto.
Ocres y Marrones: Estos colores evocan una sensación de tierra y naturaleza, sugiriendo estabilidad y conexión con el mundo natural. Al mismo tiempo, los tonos ocres y marrones pueden ser vistos como representativos de desgaste y deterioro, como si la obra reflejara un paisaje que ha soportado mucho y ha sido marcado por su historia.
Verdes Profundos y Azules: Estos tonos introducen un elemento de frescura y vitalidad, casi como un brote de vegetación en un terreno árido. El verde es particularmente vibrante en algunas áreas, aportando una sensación de vida y renovación. Los azules, por otro lado, sugieren una conexión con el agua o el cielo, elementos que introducen serenidad y profundidad emocional.
Púrpuras y Negros: Los tonos púrpuras agregan una dimensión de misterio y riqueza, evocando tanto lo espiritual como lo emocional. Los negros, utilizados para delinear formas y añadir sombra, aportan un sentido de estructura y definen el espacio, creando una sensación de contención dentro del caos aparente de la obra.
La presencia simultánea de colores cálidos y fríos, junto con la superposición de texturas suaves y ásperas, sugiere un equilibrio entre fuerzas opuestas, como si la obra intentara reconciliar la luz y la oscuridad, lo conocido y lo desconocido, la permanencia y el cambio.