Risco nº 2
6.500€
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2023, Pieza única
Técnica mixta sobre tela, 195x130cm
Obra montada sobre bastidor
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Descripción
El cuadro que tenemos ante nosotros es una representación vibrante y abstracta que invita al espectador a sumergirse en un mundo de texturas y colores complejos. Esta obra de arte contemporáneo, con su paleta de tonos fríos y terrosos mezclados con matices esmeralda y ocre, evoca una sensación de profundidad y movimiento que es a la vez caótica y armoniosa.
Una de las características más destacadas de esta pieza es su capacidad para sugerir un paisaje natural en descomposición o un terreno erosionado, donde las formas geométricas irregulares y las manchas de color parecen simular rocas, agua y vegetación bajo la luz cambiante.
El uso del espacio negativo en esta obra es igualmente notable. Las áreas más claras no solo proporcionan un respiro visual, sino que también actúan como un punto de contraste que realza la intensidad de las zonas más densamente trabajadas. Esto crea un dinamismo visual que obliga al ojo a moverse por toda la composición, buscando puntos de descanso entre el caos.
Lo que hace que esta pieza sea particularmente fascinante es su ambigüedad. No ofrece una narrativa clara ni un punto focal obvio, lo que permite a los espectadores proyectar sus propias interpretaciones y emociones. ¿Estamos viendo un paisaje después de la tormenta, un fragmento de un sueño, o tal vez una reflexión sobre la naturaleza transitoria de la memoria? La respuesta dependerá del observador, haciendo de esta pieza una experiencia profundamente personal y subjetiva.
En conclusión, este cuadro de arte contemporáneo no solo desafía las convenciones tradicionales del arte paisajístico, sino que también juega con la percepción y la interpretación, ofreciendo una rica paleta de posibilidades para quienes estén dispuestos a aventurarse en su intrincada red de formas y colores. Es una obra que captura la esencia de lo contemporáneo: abierta, experimental y evocadora.
Gama cromática
La gama cromática de esta obra de arte contemporáneo es compleja y rica, desplegando una paleta de colores que abarca desde los tonos fríos hasta los terrosos, creando un contraste dinámico que añade profundidad y movimiento al cuadro.
Azules y Verdes Esmeralda: Estos colores predominan en la parte superior y central de la obra, sugiriendo serenidad y calma, pero también cierta frescura y frialdad. La presencia de estos tonos fríos en la composición crea un efecto de amplitud y lejanía, lo que invita a la contemplación introspectiva, sugiriendo un espacio vasto e indeterminado.
Marrones y Ocres: Los tonos terrosos se esparcen por toda la obra, especialmente en las áreas inferiores y en algunas partes centrales, aportando un sentimiento de solidez y conexión con la tierra. Esta gama de colores, que evocan el suelo y las rocas, introduce una nota de calidez que contrasta con los tonos fríos, creando un equilibrio en la obra y sugiriendo una narrativa de transformación o erosión, como si estuviéramos observando un paisaje en constante cambio.
Blancos y Beige: Los tonos claros de blanco y beige, presentes en varias partes de la obra, funcionan como puntos de luz que guían la mirada a través de la composición. El uso de estos colores puede tener una doble función: por un lado, iluminan y equilibran la obra, aportando un contraste que ayuda a definir las otras tonalidades y a destacar las texturas; por otro, estos colores claros pueden representar espacios de vacío o de transición, sugiriendo una superficie que ha sido desgastada o erosionada con el tiempo.
Negros y Tonos oscuros: El negro y los tonos oscuros, que se mezclan con los azules y marrones en varias áreas del cuadro, aportan un elemento de profundidad y misterio. Estos colores sugieren sombras o áreas de oscuridad que pueden interpretarse como barreras visuales o vacíos insondables, añadiendo una capa de complejidad emocional a la obra.
En conjunto, la gama cromática de esta obra de arte contemporáneo sugiere un diálogo entre lo natural y lo abstracto, entre lo sólido y lo efímero. Los colores fríos y terrosos, combinados con los tonos claros y oscuros, crean una atmósfera de contraste y equilibrio, evocando tanto la serenidad como la tensión.
La obra, a través de su paleta cromática, nos invita a explorar nuestras propias percepciones y emociones, a cuestionar lo que vemos y lo que sentimos, y a sumergirnos en la experiencia del color como un lenguaje en sí mismo, capaz de transmitir sin palabras.