Paisaje con figura nº 5
14.560€
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2021, Pieza única
Técnica mixta sobre tela, 277x268cm
Obra montada sobre bastidor
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Descripción
Esta obra de arte contemporáneo se adentra en el mundo de lo etéreo y lo intangible, presentando una figura humana desdibujada en un paisaje abstracto que evoca tanto la introspección como el desconcierto. La figura, ubicada ligeramente fuera del centro, parece emerger o disolverse en un entorno dominado por tonos fríos y un juego de luces y sombras que insinúan más de lo que revelan. La ambigüedad en la representación de esta figura, junto con la fusión de colores y formas, sugiere una existencia en transición, un ser atrapado entre lo material y lo inmaterial, entre la presencia y la ausencia.
El fondo es un torbellino de texturas y colores, donde los azules profundos, verdes oscuros y amarillos apagados se mezclan con manchas y salpicaduras, creando un ambiente de caos controlado. Este entorno abstracto parece envolver a la figura, haciéndola parte de un todo indescifrable, como si formara parte de un paisaje interno o un estado de ánimo volátil.
El uso del color es clave en esta composición, con una gama cromática que contribuye a una sensación de frío, distancia y misterio. La figura parece casi espectral, atrapada en un espacio donde el tiempo y la realidad se difuminan, evocando temas de identidad, aislamiento y el conflicto entre la realidad física y la psique.
Esta obra invita al espectador a reflexionar sobre la condición humana en un mundo cada vez más fragmentado y complejo, donde las certezas se desvanecen y lo conocido se torna enigmático. Es una exploración visual de la fragilidad y la transitoriedad de la existencia, representada a través de una estética abstracta y emocionalmente cargada.
Gama cromática
La obra utiliza una paleta de colores predominantemente fríos y oscuros, que incluyen:
Azules profundos: Dominantes en el fondo, contribuyen a una atmósfera de misterio y introspección.
Verdes oscuros: Se mezclan con los azules, acentuando la sensación de un entorno natural o psíquico que es tanto sombrío como denso.
Amarillos apagados: Utilizados de manera sutil, crean contraste y añaden un toque de luz tenue, pero también de decadencia o desgaste.
Tonos terrosos (ocres y marrones): Añaden calidez al entorno sin perder la sensación general de frialdad.
Blancos sucios y grises: Presentes en la figura y el fondo, evocan desgaste y ambigüedad, reforzando la sensación de una presencia que se disuelve o se funde con su entorno.
En conjunto, los colores crean una atmósfera cargada de significado, donde la figura parece estar inmersa en un proceso de transformación o pérdida, acentuando temas de identidad, aislamiento y la lucha interna en un mundo que parece difuminarse a su alrededor.